Tras algo más de 400 entradas publicadas desde octubre de 2014 decidimos hoy dar por finiquitadas las presentes bitacoradas por varias razones: porque somos culillo de mal asiento, porque el alto ritmo de subidas (habitualmente, seis a la semana) ya no somos capaces de aguantarlo y porque todo proyecto, por modestito que sea, tiene un final. Es la hora de poner la despedida para facilitar que el hijo de este blog (nunca mejor dicho pues es un microbloging y tiene el mismo nombre) pueda seguir su camino tras nacer y dar sus primeros pasitos desde marzo de 2016.
Pioneros en los blogs desde 2002, sabemos que hoy día cualquier texto que incorpore tres ideas y treinta renglones es tirado directamente a la papelera por la inmensa mayoría-medianía, pero nunca nuestro propósito ha sido otro sino el de expresarnos como nos ha salido del níspero en cada momento, aunque eso sí, con la buena y exquisita educación que -por cierto- no suele abundar mucho por estos pagos interneros y socialeros desde hace unos años. Así que seguiremos escribiendo por el placer de escribir (eso sí, de una manera más escueta) y si, detrás de la pantalla, hay algunos lectores que lo disfrutan también, mejor que mejor y guay del paraguay.
